Con motivo de la Festividad de la Inmaculada, junto
con la llegada del Adviento, María Santísima de la Trinidad, una vez más, ha
sido ataviada para la ocasión.
Con la llegada del Adviento abrimos el Año Litúrgico,
tiempo de Esperanza para la llegada de nuestro Señor, El Salvador. Estamos
en tiempo de espera de la Navidad y Nuestras Imágenes Marianas visten de azul Inmaculado por el Nacimiento de Jesús.
Cada tiempo litúrgico es
un paso más hacia nuestra incorporación total en la Pascua del Señor. Esta es
la perspectiva inicial que nos brinda la Palabra de Dios durante las primeras
semanas del adviento, dando continuidad a la que nos ofrecían los últimos días
del mes de noviembre: “estar preparados para el momento en que el
mundo recibirá la última venida del Señor”.
María
es la figura clave del Adviento, que puede considerarse como un “tiempo
mariano”. María, desde su sencillez y su pobreza, preparó su seno como
huerto donde Dios pudiera sembrar la salvación del mundo. María preparó con su
vida la primera Navidad, pobre y desplazada, pero siempre alegre y optimista.
María preparó su corazón para guardar lo
incomprensible hasta aprender que,
además de Madre, debía convertirse en discípula.
Nuestra Señora María Stma. de la Trinidad viste manto color azul Inmaculado, luce saya de color blanco y completa su tocado con tela de raso blanco. Resplandece cinturilla, toca de sobremanto y corona plateada. En el pecherín destaca un broche de plata con su nombre “TRINIDAD”.
Nuestro Señor, Cristo de
Medinaceli, luce túnica de terciopelo color burdeos.
Edita: Junta de Gobierno.
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