Ante la inminente conmemoración de la solemnidad de los
fieles difuntos, las distintas
representaciones de la bienaventura Virgen María aparecen ataviadas con una
estampa propia del recogimiento que nos trasmite la piadosa tradición de
recordar cada 2 de noviembre de manera especial a todos los que dejaron la vida
terrenal.
De tal manera, nuestra amantísima Titular, la Virgen de Gracia y Esperanza se muestra ante sus devotos con la sobriedad oportuna y el
negro como predominio de sus ropajes en una búsqueda de mayor sobriedad.
Para
la ocasión Nuestra Señora estrena manto en terciopelo negro y saya brocada en
el mismo color, prendas donadas por
hermanos y hermanas de la Cofradía que nos valen para encontrar en su
imagen, mas si cabe en estas fechas, el consuelo de los seres queridos de los
que un día nos despedimos, viven ante la gracia eterna de Dios y nosotros en la
esperanza de alcanzar un día la gloria de la resurrección.
Nuestra capilla en la parroquia de San Paulino es en
estos días mas que nunca un lugar privilegiado para imitar a nuestro Señor y
orar , orar por los que no están pero encontraremos un día en el bendito huerto
de la gloria eterna.
Edita: Junta de Gobierno
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