En el mes de diciembre, la Virgen de
los Dolores abandona el luto lucido en honor a los fieles difuntos y se atavia
de color blanco y azul, como tonalidades puras de las buenas venideras, para la
festividad de la Inmaculada Concepción de María. De esta forma da la bienvenida
al Tiempo de Adviento donde la cristiandad se prepara para la llegada del
Mesías.
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